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viernes, 18 de diciembre de 2015

Noches De Ronda De J.L.Balboa.......



Hacía tiempo que no se asomaba por aquí, algo sabía yo que estaba preparando mi gran amigo Jorge. Y nos va a dar la sorpresa, estaba afilando el objetivo lejos de aquí en Ronda. Después de los blog el invento Español la chocolatera y vuelve J.L.
Balboa. Hoy  os dejara helados con estas espectaculares fotos de vértigo tomadas en sus múltiples viajes por la geografía Española acompañado por su infatigable esposa Elena
.



















jueves, 17 de diciembre de 2015

Imperios..... Durrani.....




Introducción:

 Imperio durrani

د درانیانو واکمني



 
Etnia Pastún se caracteriza por sus ojos verdes



El Templo de Oro, en Amritsar.

Se conoce como Imperio durrani o Imperio afgano(oficialmente Reino de Afganistán)3 a un estado monárquico regido por la dinastía de Ahmed Sah Abdali y sus descendientes desde 1747 hasta 1823.






 Esta familia pertenecía a los Sadozai de la tribu de los Abdali o Durrani, siendo los segundos gobernantes pastún del Kandahar, Afganistán. Este imperio incluía los modernos Afganistán, Pakistán y parte del este de Irán y del oeste de la India.

Ahmad Sah Durrani.
Fue bajo el liderazgo de Ahmad Sah que la nación afgana comenzó a tomar forma tras siglos de fragmentación y explotación. Incluso antes de la muerte de Nadir Sah de Persia, las tribus afganas habían estado creciendo y volviéndose más fuertes, comenzando a aprovecharse del poder menguante de sus distantes gobernantes.




Ahmed Sah Durrani (1747-1772):

El gobierno de Nadir Sah terminó en junio de 1747, año en que fue asesinado. El magnicidio pudo haber sido planeado por su sobrino Ali Qoli, aunque no hay suficiente evidencia que apoye esta teoría, pero tanto si esto es cierto como no, lo que se sabe es que los jefes afganos se reunieron algo más tarde ese mismo año cerca de Kandahar, donde llevaron a cabo una Loya yirga para escoger un nuevo jefe para las tribus abdalíes. Ahmad Durrani fue elegido Sah para liderarlas, a pesar de ser más joven que otros aspirantes. Ahmad tenía varios factores primordiales a su favor:

 Era un descendiente directo de Sado, fundador del clan de los sadozai, la tribu más prominente entre los pueblos pastunes de aquel tiempo.
    Era indiscutiblemente un líder carismático y un experimentado guerrero que tenía a su disposición una fuerza entrenada y móvil de varios miles de hombres a caballo.
Poseía una parte substancial del tesoro de Nadir Sah.

Uno de los primeros actos de Ahmad Sah como jefe fue adoptar el título Durr-i-Durrani (“perla de perlas” o “perla de la edad”). El nombre pudo haber surgido, como algunos alegan, de un sueño que tuvo Ahmad Sah, o como afirman otros, de los pendientes de perla usados por la guardia real de Nadir Sah. Los pastunes abdalíes fueron conocidos después de la elección con el nombre de Durrani.


Primeras victorias:
Shuja Sah.

Ahmad Sah comenzó su gobierno conquistando Ġaznī de manos de los ghilzais, y arrebatando Kabul al gobierno local. En 1749, el emperador mogol fue inducido a cederle las regiones de Sind, Panyab y la ribera occidental del río Indo para salvar su capital, Delhi, de un ataque afgano. Habiendo ganado una gran territorio al este sin lucha, Ahmad Sah se dirigió al oeste para tomar la región de Herāt, gobernada por el nieto de Nadir Sah, el sah Rukh. Herāt cayó en manos de Ahmad tras un año de sitio y un sangriento conflicto, al igual de Mashhad (en el actual Irán). Después envió al ejército para someter las áreas del norte de las montañas del Hindu Kush. El poderoso ejército de Ahmad subyugó las tribus de turcomanos, ubekos, tayikos y hazaras que habitaban el norte de Afganistán. Invadió hasta cuatro veces el Imperio mogol, consolidando su control sobre el Panyab y la región de Cachemira. A principios de 1757 saqueó Delhi, pero permitió que la dinastía mogol mantuviera un control nominal mientras reconociera la soberanía de Ahmad Sah sobre Panyab, Sind, y Cachemira. Ahmad dejó a su segundo hijo, Timur, para salvaguardar sus intereses y regresó a Afganistán.




Batalla de Pânipat:

soldado en la batalla Pânipat:
El poder del Imperio mogol sobre el norte de la India comenzó a declinar desde el reinado de Aurangzeb, que murió en 1707; los marathas, quienes ya controlaban gran parte de la India occidental y central desde su capital en Pune, presionaban para ampliar el área bajo su control. Después de que Ahmad Sah saqueara la capital mogola y se retirara con el botín, los marathas llenaron el vacío de poder, mientras que en el Panyab, los sijs emergían como una potente fuerza. De regreso en Kandahar en 1757, Ahmad se vio forzado a volver a la India para hacer frente a los formidables ataques de la Confederación Maratha, la cual había expulsado a Timur de la India.

Ahmad Sah declaró una Yihad (guerra santa islámica) contra los marathas. Los guerreros de varias tribus pastunes, así como de otras tribus tales como los beluchis, los tayikos, y los musulmanes de la India, contestaron a su llamada.

Budas de Bāmiyān.
Las primeras escaramuzas terminaron con la victoria de los afganos, y en 1759 Ahamd y su ejército habían alcanzado Lahore y estaban preparados para enfrentarse a los marathas. En 1760 los marathas ya habían reunido un gran ejército, que probablemente excedía en número a las fuerzas de Ahmad Sah. Una vez más Pânipat se convirtió en el escenario de una confrontación entre dos competidores que guerreaban por el control del norte de la India; la tercera batalla de Pânipat (enero de 1761), librada entre los ejércitos musulmán e hindú, que alcanzaban la cifra de más de 100.000 soldados cada uno, fue librada a lo largo de un frente de doce kilómetros. A pesar de la decisiva derrota de los marathas, lo que pudo haber sido un control pacífico de Ahmad Sah sobre sus dominios fue interrumpido por otros desafíos.


Vista nocturna del Harmandir Sahib (Templo Dorado)



Declive:

La victoria conseguida en Pânipat fue el punto de poder más alto de Ahamd Sah y de los afganos: su Imperio durrani era uno de los imperios islámicos más grandes del mundo de aquel tiempo. Sin embargo, antes de su muerte el imperio comenzó a desbaratarse. A finales de 1761, los sijs habían recuperado poder y tomado el control de gran parte del Panyab, en 1762, Ahmad Sah cruzó Afganistán por sexta vez para subyugarlos. Asaltó Lahore y después de tomar la ciudad santa de Amritsar, masacró a millares de habitantes sijs, destruyendo sus templos y profanando sus lugares santos con sangre de vaca. Dos años después los sijs se rebelaron otra vez. Ahmad Sah intentó varias veces más subyugarlos permanentemente, pero falló. A su muerte había perdido todo control sobre el Panyab, que pasó a manos de los sijs, los cuales mantuvieron el dominio de la zona hasta su derrota frente a los británicos durante la primera guerra anglo-Sij, en 1846.

Ahmad Sah también hizo frente a otras rebeliones en el norte, y pactó con el emir uzbeco de Bujará que el río Amu Daria se convirtiera en la frontera entre sus tierras.

Pastunes
En 1772 Ahmad Sah se retiró a su hogar en las montañas del este de Kandahar, donde murió. Había triunfado en su intento de equilibrar las alianzas y las hostilidades tribales, y en impedir rebeliones. Ganó el reconocimiento como Ahmad Sah Baba, Padre de Afganistán.

Forja de una nación:
Pastun al fondo las montañas Sulaiman
En la época de Ahmad Sah, los pastunes incluían muchos grupos cuyos orígenes eran oscuros; se cree que algunos descendían de antiguas tribus arias, pero otros, tales como los ghilzais, pudieron haberse mezclado con turcos, mientras que grupos como los durrani se habían asimilado bastante a los persas debido a sus contactos con los tayikos. Todos tenían en común su lenguaje pastún y la creencia en ancestros comunes, que los unía en ocasiones. Al este, los waziris y sus parientes cercanos, los mahsudes, habían vivido en las faldas de las montañas de Sulaiman desde el siglo XIV. A finales del siglo XVI, cuando ocurrieron las últimas invasiones turco-mongolas, tribus tales como los shinwaris, yusufzais y mohmandas se habían trasladado desde el valle del río Kabul a las planicies del oeste, norte y noreste de Peshawar y los afridis se habían establecido en las colinas y montañas al sur del Paso Khyber, que hoy día conecta Pakistán con Afganistán. A finales del siglo XVIII, los durranis habían ocupado la región al oeste y al norte de Kandahar y habían llegado hasta Quetta, en Baluchistán.